¡Navidad!




Dicen que la Navidad es una época de paz, amor y felicidad. Pero para mí, siempre ha sido un momento de estrés, ansiedad y decepción.
Recuerdo que cuando era niña, esperaba con ansias la Navidad. Los días previos eran como una cuenta regresiva hacia la magia, el día en que todo era posible. Pero a medida que crecía, la ilusión se desvanecía y la Navidad se convertía en una carga.
Primero estaban las compras. Mi madre me llevaba a las tiendas abarrotadas, donde me abrumaba la multitud y el ruido. Tenía que pasar horas buscando los regalos perfectos, siempre con el temor de gastar demasiado.
Luego venían las decoraciones. Mi padre y yo pasábamos horas colocando el árbol de Navidad, las luces y los adornos. Pero nunca era perfecto, y siempre había algo que faltaba.
Y finalmente, estaba la cena de Navidad. Era una gran reunión familiar, con tías, tíos y primos que apenas conocía. Siempre había mucha comida, pero también mucho drama. Las discusiones sobre política y religión eran inevitables, y yo me sentía como una extraña, anhelando un lugar donde pudiera sentirme en paz.
Un año, decidí que había tenido suficiente. Me negué a ir de compras, decorar la casa o asistir a la cena familiar. Me escapé a la biblioteca y pasé el día leyendo. Fue el día de Navidad más tranquilo y feliz que había tenido en mi vida.
Desde entonces, he aprendido a crear mis propias tradiciones navideñas. Ya no me estreso por los regalos perfectos o las decoraciones impecables. En cambio, me concentro en pasar tiempo con las personas que amo y en hacer cosas que me hacen feliz.
Y aunque todavía hay momentos de estrés y decepción, también hay momentos de alegría y amor. Porque la Navidad no es solo un día, es un sentimiento. Es la sensación de esperanza, de paz y de posibilidad. Es el sentimiento de estar rodeado de personas que te aman y te aceptan.
Puede que la Navidad no siempre sea perfecta, pero aun así puede ser un momento especial. Un momento para reflexionar sobre el año pasado, apreciar las cosas buenas y mirar hacia el futuro con esperanza.
Así que, mientras te preparas para la Navidad, recuerda que no eres el único que se siente estresado o decepcionado. Pero también recuerda que la Navidad es lo que tú haces. Puede ser un momento de paz, amor y felicidad, o puede ser un momento de estrés, ansiedad y decepción. La elección es tuya.