El corazón de Almería se encoge ante la desgarradora noticia de la desaparición de un joven inocente. David Ortiz Urrea, de tan solo 12 años, se ha desvanecido de la vista de sus seres queridos, dejando un vacío insondable en sus vidas.
La última vez que se vio a David fue el lunes 21 de octubre, en un momento en el que la alegría y la despreocupación de la infancia eran aún tangibles. Sin embargo, las horas se convirtieron en días, y la esperanza comenzó a menguar a medida que la ausencia de David se prolongaba.
Cada familia tiene sus propias historias y momentos preciosos, pero para los Ortiz Urrea, el tiempo se ha detenido en un angustioso silencio. El hogar que alguna vez resonó con las risas de David ahora está envuelto en una inquietante quietud, mientras sus padres luchan por comprender la pesadilla que les ha invadido.
La desaparición de David es un recordatorio desgarrador de la fragilidad de la vida. En un instante, todo lo que conocemos y amamos puede cambiar irrevocablemente. Pero también es un testimonio del poder del amor, la esperanza y la determinación humana.
Oremos por el regreso seguro de David y por el consuelo y la fuerza de su familia. Que la llama de la esperanza nunca se apague, y que la comunidad de Almería continúe uniéndose en apoyo de quienes más lo necesitan.