Cuando era pequeña mi mamá me llevó a ver una competencia de gimnasia. No recuerdo quién ganó pero recuerdo que me quedé maravillada. Las chicas parecían volar, hacían mortales y volteretas en el aire con una facilidad impresionante. Yo quería ser como ellas.
Al poco tiempo empecé a tomar clases de gimnasia en el club de mi barrio. Me encantaba ir a entrenar, siempre me divertía mucho. Con el tiempo fui mejorando y empecé a competir. Recuerdo la primera vez que competí, estaba muy nerviosa pero también muy emocionada. Hice una buena actuación y me llevé una medalla.
Seguí compitiendo durante varios años y gané muchas medallas. Pero lo más importante no fueron las medallas, sino todo lo que aprendí en la gimnasia. Aprendí a ser disciplinada, a trabajar duro y a nunca rendirme. Aprendí a creer en mí misma y a superar mis miedos. Aprendí que todo es posible si te esfuerzas lo suficiente.
Hoy ya no compito pero sigo yendo a clases de gimnasia. La gimnasia es mi pasión y no creo que nunca deje de practicarla. Me encanta la sensación de estar en el aire, de sentirme libre y poderosa. La gimnasia me ha hecho la persona que soy hoy y le estaré agradecida para siempre.
Si estás pensando en empezar a practicar gimnasia, te animo a que lo hagas. Es un deporte increíble que te enseñará mucho sobre ti misma y te hará crecer como persona. No te arrepentirás.
Si estás buscando un deporte que te apasione y te ayude a crecer como persona, la gimnasia es la opción perfecta para ti.
¿Qué esperas? ¡Empieza a practicar gimnasia hoy mismo!