Cuando era niño, mi padre me llevaba a ver jugar al fútbol al estadio. Ahí fue donde conocí a Nyom. Era un joven defensa central, fuerte y rápido, con un gran futuro por delante. Nunca olvidaré el día que marcó su primer gol con la camiseta de nuestro equipo. Fue un momento mágico que hizo vibrar a todo el estadio.
Años después, me volví a encontrar con Nyom en un partido de la selección nacional. Para entonces, ya se había convertido en uno de los mejores defensas de Europa. Su presencia en el campo me hizo recordar viejos tiempos, y me alegré de ver que seguía siendo el mismo jugador humilde y trabajador que había conocido de niño.
Nyom ha sido un ejemplo para todos nosotros. Nos ha demostrado que con esfuerzo y dedicación se pueden alcanzar los sueños. Es un orgullo para nuestro país y un modelo a seguir para los jóvenes que quieren dedicarse al fútbol.
Gracias, Nyom, por todo lo que nos has dado. Eres un verdadero campeón, dentro y fuera del campo.