Ovidio: La historia del narcotraficante que puso a México de rodillas




No es la primera vez que el nombre de Ovidio Guzmán López, alias "El Ratón", aparece en los titulares de los medios. Hijo del conocido capo Joaquín "El Chapo" Guzmán, Ovidio ha heredado el imperio criminal de su padre y se ha convertido en uno de los narcotraficantes más buscados de México.
Pero fue el jueves 17 de octubre de 2019 cuando el nombre de Ovidio saltó a la fama mundial. Ese día, un operativo del Ejército y la Guardia Nacional para detenerlo en Culiacán, Sinaloa, desató una batalla campal que dejó 13 muertos y múltiples heridos. El gobierno mexicano, presionado por la violencia, tomó la decisión sin precedentes de liberar a Ovidio, quien se encontraba ya bajo custodia.
La liberación de Ovidio fue recibida con críticas y burlas tanto dentro como fuera de México. Algunos vieron en ella una muestra de debilidad del Estado frente a los cárteles del narcotráfico. Otros argumentaron que se había evitado un derramamiento de sangre mayor.
Lo cierto es que la liberación de Ovidio puso al descubierto la compleja y frágil situación de México en su lucha contra el narcotráfico. Un país acosado por la violencia, la corrupción y la impunidad, donde los cárteles parecen operar con mayor impunidad que las propias autoridades.
La historia de Ovidio
Ovidio Guzmán López nació en 1990 en Badiraguato, Sinaloa, el mismo municipio que vio nacer a su padre. Desde muy joven, Ovidio estuvo involucrado en el negocio familiar del narcotráfico. A la edad de 21 años, fue arrestado por primera vez por posesión de armas de fuego, pero fue liberado por falta de pruebas.
En 2012, Ovidio fue arrestado nuevamente, esta vez por lavado de dinero. Pasó tres años en prisión, pero fue liberado en 2015. Desde entonces, Ovidio ha seguido operando en el cártel de Sinaloa, bajo la protección de su padre.
La batalla de Culiacán
El 17 de octubre de 2019, las fuerzas de seguridad mexicanas lanzaron una operación para detener a Ovidio en Culiacán. La operación fue llevada a cabo por el Ejército y la Guardia Nacional, con el apoyo de la policía estatal y municipal.
La operación comenzó alrededor de las 14:30 horas, cuando las fuerzas de seguridad rodearon la casa donde se encontraba Ovidio. El objetivo era detenerlo sin violencia, pero los miembros del cártel de Sinaloa respondieron con una lluvia de balas.
El tiroteo duró varias horas y se extendió por varias zonas de Culiacán. Los miembros del cártel bloquearon calles, incendiaron vehículos y atacaron a las fuerzas de seguridad. El caos se apoderó de la ciudad, con los ciudadanos atrapados en medio del fuego cruzado.
Al final, el gobierno mexicano decidió liberar a Ovidio para evitar un derramamiento de sangre mayor. La decisión fue controvertida, pero el gobierno argumentó que era necesaria para proteger la vida de los ciudadanos.
Las consecuencias
La liberación de Ovidio tuvo varias consecuencias. En primer lugar, puso al descubierto la debilidad del Estado mexicano frente a los cárteles del narcotráfico. En segundo lugar, generó una crisis de confianza entre el gobierno y los ciudadanos. En tercer lugar, reforzó la imagen de México como un país violento e inseguro.
La batalla de Culiacán también tuvo un impacto en la carrera de Ovidio. El hecho de que el gobierno mexicano haya decidido liberarlo le ha dado una nueva legitimidad dentro del cártel de Sinaloa. Ovidio es ahora visto como un capo poderoso que puede desafiar al propio Estado.
El futuro
El futuro de Ovidio es incierto. Podría continuar operando en el cártel de Sinaloa con impunidad. Podría ser detenido de nuevo por las autoridades mexicanas. O podría ser extraditado a Estados Unidos, donde enfrentaría cargos por narcotráfico.
Lo que sí es seguro es que la historia de Ovidio es un reflejo de la compleja y frágil situación de México en su lucha contra el narcotráfico. Un país acosado por la violencia, la corrupción y la impunidad, donde los cárteles parecen operar con mayor impunidad que las propias autoridades.