¡No más aglomeraciones, caos y retrasos! Los colectivos de nuestra ciudad han decidido ir a paro indefinido, y yo, como ciudadano harto de este servicio público deficiente, no puedo estar más de acuerdo.
Un viaje al infiernoSubirse a un colectivo en hora punta es como entrar en el infierno. Te encuentras apretado como una sardina en lata, con personas respirándote en el cuello y sudor pegándose a tu piel. El aire es irrespirable y el olor a humanidad, nauseabundo.
Por no hablar de los retrasos constantes. Esperar 20 minutos por un colectivo que tarda otros 40 en llegar es algo cotidiano. ¿Acaso nuestro tiempo no vale nada? Al final, llegas a tu destino tarde, estresado y con ganas de tirarte de los pelos.
Un servicio público patéticoLos colectivos son un servicio público esencial, pero en nuestra ciudad son un auténtico desastre. Los vehículos están viejos y sucios, los conductores son maleducados y la frecuencia de paso es vergonzosa.
Mientras tanto, los políticos se llenan los bolsillos con las subvenciones destinadas al transporte público. ¿Dónde va a parar todo ese dinero? ¿En sueldos astronómicos para los directivos de las empresas concesionarias?
Un paro necesarioEste paro de colectivos es un mal necesario. Es la única forma de que las autoridades se den cuenta de que el servicio público de transporte no puede ser un negocio lucrativo a costa de los usuarios.
Necesitamos un transporte público digno, eficiente y asequible. Necesitamos colectivos limpios, cómodos y puntuales. Necesitamos conductores educados y responsables.
Este paro de colectivos es un punto de inflexión. Es el momento de decir basta a la mediocridad y exigir un servicio público de transporte que esté a la altura de una ciudad del siglo XXI.
Juntos, podemos conseguirlo. Hagamos que nuestros gobernantes nos escuchen y mejoren el transporte público para todos.
Porque merecemos un transporte digno. Porque merecemos una ciudad mejor.