El pasado 28 de noviembre, Perú vivió un momento de angustia y zozobra cuando la tierra tembló con fuerza, dejando tras de sí daños materiales y, lo más importante, miedo y preocupación en la población. El sismo de magnitud 7,5, con epicentro en la región Amazonas, remeció ciudades como Lima, Chiclayo y Piura, provocando derrumbes, grietas y cortes de luz.
Yo, como tantos otros peruanos, sentí el temblor en mi propio hogar. El piso se movió bajo mis pies, las paredes crujieron y las ventanas tintinearon. Por un momento, el tiempo se detuvo mientras el corazón me latía con fuerza en el pecho. Afortunadamente, mi familia y yo estamos a salvo, pero no todos corrieron con la misma suerte.
En las áreas más afectadas, como Amazonas y Cajamarca, se reportaron viviendas destruidas, escuelas dañadas y carreteras bloqueadas. El gobierno y las organizaciones de ayuda humanitaria se apresuraron a brindar apoyo a los damnificados, pero la tarea no es fácil. El acceso a las zonas más remotas es complicado y las necesidades son muchas.
El sismo nos recuerda la fragilidad de nuestra existencia y la importancia de prepararnos para estos eventos. Es esencial contar con un plan de emergencia familiar, conocer las rutas de evacuación y tener una mochila de emergencia lista con alimentos, agua y medicamentos.
Pero más allá de la preparación, este terremoto también nos ha mostrado la solidaridad del pueblo peruano. Vecinos ayudando a vecinos, voluntarios arriesgando sus vidas para rescatar a los atrapados y organizaciones sociales recolectando donaciones para los más necesitados. En medio del dolor y la incertidumbre, la unión y el apoyo mutuo han sido un faro de esperanza.
Ahora, mientras el país se recupera del terremoto, es momento de reflexionar sobre las lecciones aprendidas. Debemos fortalecer nuestras estructuras, mejorar nuestros sistemas de alerta temprana e invertir en educación sobre desastres. Pero, sobre todo, debemos recordar que somos un pueblo resiliente, capaz de superar las adversidades juntos.
Juntos, construiremos un Perú más preparado y resiliente. ¡Fuerza Perú!