En el vasto mundo de las bebidas espirituosas, hay un nombre que resuena con distinción y calidad: IGP.
Esta sigla, que significa "Indicación Geográfica Protegida", no solo representa un sello de origen, sino una garantía de excelencia que ha cautivado al mundo.
La aventura de IGP comenzó en España, un país con una arraigada tradición vinícola. En 1992, la Unión Europea estableció un marco legal para proteger los productos agrícolas y alimenticios únicos a nivel regional. Y España, siempre a la vanguardia, no tardó en sumarse a esta iniciativa.
Hoy en día, IGP es un sello de calidad reconocido en más de 100 países. Es un testimonio del compromiso de España con la producción sostenible, el respeto por la tradición y la búsqueda implacable de la excelencia.
Los secretos del éxito:
El sabor de España en cada bocado:
Disfrutar de un producto IGP es saborear la esencia misma de España. Es viajar a través de sus paisajes, conocer su historia y conectar con su gente. Porque IGP no es solo una certificación, es un patrimonio cultural que nos une a nuestra tierra.
Una marca global, un orgullo español:
IGP es un motivo de orgullo para España. Es un símbolo de la excelencia de sus productos y de la pasión de su gente por la tradición y la calidad. Es una marca que representa los mejores valores de un país que sabe apreciar lo bueno.
Así que la próxima vez que tengas la oportunidad de disfrutar de un producto IGP, no lo dudes. Estás saboreando un pedacito de la pasión y la excelencia española, un legado culinario que conquista paladares en todo el mundo.