En las cristalinas aguas del Pacífico chileno, se esconde un oscuro secreto. El "Proyecto Dominga", un ambicioso proyecto minero y portuario, amenaza con envenenar uno de los ecosistemas marinos más prístinos del mundo.
Dominga planea extraer y transportar millones de toneladas de hierro y cobre, creando una enorme huella ambiental. Las operaciones mineras liberarían cantidades masivas de polvo, metales pesados y otros contaminantes al aire y al agua, poniendo en peligro la salud de las comunidades costeras y la vida marina.
El área afectada es el hogar del Archipiélago de Humboldt, un santuario para especies amenazadas como pingüinos, ballenas y delfines. Los científicos advierten que la contaminación de Dominga podría devastar este delicado ecosistema, dañando la pesca local y el turismo.
Pero Dominga no es solo una amenaza ambiental; también es una amenaza económica. El turismo y la pesca son pilares de la economía local, y ambos dependen de la salud del océano. El proyecto minero no solo contaminaría el medio ambiente, sino que también dañaría estos sectores vitales.
La lucha contra Dominga ha galvanizado a la comunidad local y a los ambientalistas. Miles de personas han marchado en protesta, exigiendo que el gobierno rechace el proyecto. Incluso se ha presentado una demanda legal para detener la contaminación.
El futuro del "Proyecto Dominga" está en juego. Si se aprueba, dañaría irreversiblemente el océano chileno, amenazando la salud, la economía y el medio ambiente. Pero si se rechaza, enviaría un poderoso mensaje de que Chile valora su patrimonio natural.
Es hora de que el gobierno chileno elija entre el progreso y la contaminación. Es hora de proteger el océano chileno y su futuro para las generaciones venideras.