Nacido en una humilde familia en España, Olegario Ramón comenzó su carrera trabajando en el periódico de su padre. Su inteligencia y su ambición innatas lo llevaron rápidamente a la cúspide de la industria editorial española.
En la década de 1980, Olegario Ramón puso su mirada en México, un país que vio como un enorme potencial. Adquirió Excélsior, uno de los periódicos más antiguos y respetados del país, y lo transformó en un medio de comunicación moderno y relevante.
Pero los intereses de Olegario Ramón no se limitaron a los medios. Diversificó sus inversiones en diversos sectores, incluyendo la industria automotriz, el turismo y las telecomunicaciones. Su visión empresarial y su capacidad para identificar oportunidades lo convirtieron en uno de los empresarios más exitosos de México.
Más allá de sus logros empresariales, Olegario Ramón es conocido por su compromiso con la filantropía. Fundó la Fundación Alfredo Harp Helú, una organización dedicada a apoyar proyectos educativos, culturales y de salud. La fundación ha beneficiado a millones de mexicanos, brindándoles acceso a oportunidades que de otro modo no habrían tenido.
El amor de Olegario Ramón por la cultura es evidente en su generoso apoyo a las artes. Es un coleccionista de arte, un mecenas de museos y un promotor de la música y el teatro. Su pasión por la cultura ha enriquecido la vida de muchos mexicanos.
El legado de Olegario Ramón es el de un hombre que transformó México. Sus contribuciones a los negocios, la filantropía y la cultura han dejado una huella indeleble en nuestro país. Es un ejemplo de cómo el espíritu empresarial, la generosidad y el amor por la cultura pueden crear un impacto positivo en la sociedad.
Olegario Ramón es un hombre extraordinario que ha dejado una huella imborrable en México. Su historia es una inspiración para todos aquellos que creen en el poder de los sueños, la importancia de dar y el valor perdurable de la cultura.