¿Quién no ha querido sentirse como un niño otra vez?




Muchos de nosotros recordamos nuestra infancia con nostalgia, anhelando los días despreocupados en los que el mayor problema era decidir qué juego jugar o qué libro leer. A medida que crecemos y nos adentramos en el mundo de los adultos, las responsabilidades y los problemas parecen acumularse, dejando poco espacio para la diversión y la inocencia.

Pero, ¿y si te dijera que hay una manera de revivir esa sensación de asombro infantil, incluso como adulto? No, no estoy hablando de emborracharme o tomar drogas (aunque eso puede hacerte sentir como un niño durante un tiempo, pero no de la manera que quieres). Estoy hablando de algo mucho más simple y saludable.

Puedes recuperar esa sensación de asombro infantil simplemente conectándote con tu entorno.

Cuando eres niño, el mundo es un lugar nuevo y emocionante. Todo es una aventura, desde explorar tu patio trasero hasta ir a la tienda de comestibles con tus padres. A medida que crecemos, perdemos ese sentido de asombro, ya que damos por sentado muchas de las cosas que nos rodean.

Pero todavía puedes reavivar esa chispa de asombro infantil prestando más atención a tu entorno. Observa los detalles de tu entorno, desde los intrincados patrones de las hojas hasta la suave brisa en tu piel. Escucha los sonidos de los pájaros cantando o el crujido de las hojas bajo tus pies. Huele las flores, el césped recién cortado o el café recién hecho.

Cuando te conectas con tu entorno de esta manera, comenzarás a ver el mundo a través de nuevos ojos. Te sorprenderán las pequeñas cosas que pasabas por alto antes. Descubrirás una belleza y una maravilla que nunca antes habías notado.

Además de conectarte con tu entorno, también puedes recuperar tu asombro infantil cultivando tu curiosidad.

Los niños son naturalmente curiosos. Siempre están haciendo preguntas y explorando nuevas cosas. A medida que crecemos, a menudo perdemos esa curiosidad, ya que nos volvemos más cautelosos y preocupados por lo que otros piensan de nosotros.

Pero nunca es demasiado tarde para recuperar tu curiosidad. Puedes hacer esto haciendo preguntas, leyendo libros, viajando a nuevos lugares o aprendiendo una nueva habilidad. Cuando te mantienes curioso, te abres a nuevas experiencias y posibilidades. Y quién sabe, incluso podrías descubrir un nuevo pasatiempo o pasión.

Finalmente, puedes recuperar tu asombro infantil permitiéndote ser más juguetón.

Los niños juegan constantemente. Es su forma de aprender, explorar y divertirse. A medida que crecemos, tendemos a dejar de jugar, ya que lo vemos como algo infantil o improductivo.

Pero jugar es esencial para nuestra salud y felicidad. El juego nos ayuda a relajarnos, liberar el estrés y conectarnos con nuestro lado creativo. Así que no tengas miedo de ser un poco más juguetón. Sal a jugar con tus hijos, mascotas o amigos. Participa en actividades que te hagan reír y te sientas como un niño otra vez.

Recuperar tu asombro infantil es un proceso continuo. No sucede de la noche a la mañana, pero vale la pena el esfuerzo. Cuando te reconectes con tu entorno, cultives tu curiosidad y te permitas ser más juguetón, redescubrirás la alegría y la maravilla que una vez sentiste como niño. Y quién sabe, incluso podrías inspirar a otros a hacer lo mismo.