Mientras deambulas por las tranquilas calles de Quilicura, te reciben los aromas tentadores de las empanadas recién horneadas y los sonidos de los pájaros cantando. Las casas de colores brillantes bordean las calles, cada una con su propio carácter y encanto únicos.
La historia de Quilicura se remonta a los tiempos precolombinos, cuando era el hogar de los indígenas picunches. Hoy, el pasado del barrio cobra vida en el Museo Histórico de Quilicura, que alberga artefactos y exhibiciones que narran siglos de historia.
El corazón cultural de Quilicura es su centro de arte y cultura, que ofrece una amplia gama de actividades, desde clases de baile hasta exposiciones de arte. Aquí, los artistas locales exhiben sus obras, conectando a la comunidad con el vibrante mundo del arte.
No se puede hablar de Quilicura sin mencionar sus impresionantes espacios verdes. El Parque La Laguna es un oasis de serenity, con sus senderos sinuosos, puentes pintorescos y un lago tranquilo. Este parque es el lugar perfecto para escapar del ajetreo de la ciudad y sumergirse en la belleza de la naturaleza.
Además de sus encantos naturales y culturales, Quilicura también alberga una próspera escena gastronómica. Desde restaurantes tradicionales chilenos hasta bistrós modernos, hay algo para todos los paladares. No te pierdas la oportunidad de probar el pastel de choclo, un delicioso pastel de maíz horneado que es el plato estrella del barrio.