Ruiz de Lopera: el hombre que transformó el fútbol sevillano




El fútbol sevillano tiene una deuda eterna con Manuel Ruiz de Lopera. Durante su etapa como presidente del Real Betis Balompié, el club verdiblanco vivió sus años más gloriosos, logrando la única Copa del Rey de su historia y clasificándose para varias competiciones europeas.
Pero más allá de los títulos, Ruiz de Lopera dejó una huella imborrable en el corazón de los aficionados béticos. Fue un presidente cercano, carismático y siempre dispuesto a dar la cara por su equipo. Su carácter extrovertido y su peculiar forma de hablar le hicieron ganarse el cariño de los aficionados, que le apodaron cariñosamente "El Faraón".
Ruiz de Lopera llegó a la presidencia del Betis en 1992, en un momento en el que el club atravesaba una grave crisis económica. El empresario jiennense no tardó en poner orden en las cuentas del club y en confeccionar un equipo competitivo que pronto empezó a dar alegrías a la afición.
En 1997, el Betis conquistó su primera y única Copa del Rey, derrotando al FC Barcelona en la final disputada en el Vicente Calderón. Fue un momento histórico para el club y para la ciudad de Sevilla, que se volcó con su equipo.
En los años siguientes, el Betis continuó cosechando éxitos bajo la presidencia de Ruiz de Lopera. El club verdiblanco se clasificó para la Copa de la UEFA en varias ocasiones y alcanzó los octavos de final de la Liga de Campeones en la temporada 2005/06.
Sin embargo, la etapa de Ruiz de Lopera también estuvo marcada por las polémicas. El presidente bético fue acusado en varias ocasiones de corrupción y de mala gestión económica. Fue condenado a prisión por estos delitos, pero finalmente salió de la cárcel tras pagar una fianza.
Pese a las polémicas, Ruiz de Lopera siempre mantuvo el apoyo de los aficionados béticos. Su figura se convirtió en un símbolo del club y su legado seguirá vivo para siempre en el corazón de los verdiblancos.
El pasado mes de mayo, Ruiz de Lopera falleció a los 76 años, dejando un vacío irreparable en el fútbol sevillano. Su muerte fue un duro golpe para el beticismo, que perdió a uno de sus iconos más queridos.
Descansa en paz, Faraón.