Samantha Irvin: Una historia de éxito y resiliencia
Por Samantha Irvin
Quiero comenzar esta historia con una confesión: nunca soñé con ser ring announcer. De hecho, ni siquiera sabía que era un trabajo hasta que tenía 25 años. Pero aquí estoy, siete años después, viviendo mi sueño de anunciar combates de la WWE delante de miles de fans cada noche.
Mi viaje hasta aquí no ha sido fácil. Crecí en una familia pobre y a menudo teníamos dificultades para llegar a fin de mes. Pero incluso en los momentos difíciles, mis padres siempre me animaron a perseguir mis sueños. Me enseñaron que todo es posible si trabajas duro y nunca te rindes.
Después de terminar el instituto, me marché de casa y me mudé a Nueva York para seguir mi carrera como actriz. Trabajé como camarera y asistenta para llegar a fin de mes mientras iba a audiciones. Pero por mucho que lo intentara, no conseguía conseguir ningún papel importante.
Empecé a desanimarme y a pensar que tal vez no estaba hecha para esto. Pero entonces, un día, vi un anuncio de la WWE que buscaba ring announcers. Nunca había pensado en la lucha libre antes, pero algo en mí me dijo que debía intentarlo.
Me presenté a la audición y, para mi sorpresa, me seleccionaron para una segunda ronda. Me dijeron que tenía una voz y una presencia natural que sería perfecta para la WWE.
Estaba emocionada, pero también nerviosa. Nunca había hecho nada como esto antes. Pero sabía que si quería triunfar, tenía que darlo todo.
Empecé a entrenar con los mejores ring announcers del mundo. Aprendí a proyectar mi voz, a controlar mis nervios y a mantener la calma bajo presión. También estudié la historia de la lucha libre y aprendí todo lo que pude sobre los diferentes luchadores.
Después de meses de duro trabajo, finalmente me dieron mi primera oportunidad de anunciar un combate en un evento en vivo. Estaba aterrorizada, pero también muy emocionada. Sabía que esta era mi oportunidad de demostrar lo que valía.
Salí al ring con el corazón latiéndome a mil por hora. Pero en cuanto empecé a hablar, todos mis nervios se disiparon. Me sentí como en casa.
El público se animó y yo me alimenté de su energía. Anuncié el combate con pasión y entusiasmo, y cuando acabó, el público me ovacionó.
En aquel momento supe que había encontrado mi vocación. Me encanta el ambiente de la lucha libre y la emoción de estar frente a una multitud en directo. Me encanta el reto de tener que ser rápida de reflejos y espontánea, y el privilegio de formar parte de un equipo tan increíble de artistas.
No ha sido un camino fácil, pero ha merecido la pena. Estoy agradecida todos los días por la oportunidad de vivir mi sueño. Y a todos los que sueñan con hacer algo grande, quiero decirles que todo es posible si creen en ustedes mismos y nunca se rinden.