¡Santa Cristina, la Santa Patrona de los Parranderos!




¡Ay, amigos míos! En este bendito día, permítanme compartir con ustedes una historia que llenará sus corazones de alegría y sus gargantas de risas: la historia de Santa Cristina, la patrona de los parranderos.

En la pintoresca ciudad de Bolsena, donde el vino fluye como el agua y las canciones resuenan en cada esquina, vivió una joven llamada Cristina. Era una chica alegre y hermosa, con una voz que podía hacer sonreír a los ángeles. Pero, por más que amaba la vida, Cristina tenía un pequeño secreto: ¡le gustaban las parrandas!

En aquellos tiempos, las parrandas estaban mal vistas por la Iglesia y la sociedad. Pero a Cristina no le importaba un pepino. Se disfrazaba de hombre y se escabullía por las noches para unirse a los trovadores y juglares. ¡Y vaya que sabía divertirse!

Un día, mientras Cristina cantaba y bailaba en una taberna, un noble romano se fijó en ella. Cautivado por su belleza y su voz, se acercó a ella y le ofreció un brindis. Pero Cristina, astuta como era, se dio cuenta de que el noble tenía malas intenciones. ¡Y entonces, comenzó el caos!

Cristina se levantó de un salto, tomó una jarra de vino y se la tiró al noble en la cara. Luego, agarró una guitarra y comenzó a tocar la canción más descarada que hubiera escuchado jamás. Los demás clientes estallaron en carcajadas, y el noble, avergonzado, salió corriendo de la taberna.

A partir de ese día, Cristina se convirtió en una leyenda entre los parranderos de Bolsena. La llamaban "La Parrandera Santa" y la invocaban cada vez que querían un poco de alegría en sus vidas.

  • ¿Por qué Cristina se disfrazó de hombre?
  • Porque las parrandas estaban mal vistas para las mujeres en aquella época.

  • ¿Qué hizo Cristina cuando el noble romano le ofreció un brindis?
  • Le tiró una jarra de vino en la cara y comenzó a cantar una canción descarada.

  • ¿Cómo se conoce a Cristina entre los parranderos?
  • Como "La Parrandera Santa".

Queridos amigos, la historia de Santa Cristina nos enseña que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay lugar para la alegría y el buen humor. Que sea ella nuestra patrona y nos guíe a través de las noches de parranda, ¡para que podamos cantar, bailar y reír hasta que nos duela la barriga!

¡Que viva Santa Cristina, la patrona de los parranderos!