Las fuertes lluvias que azotaron la capital chilena el fin de semana pasado dejaron un panorama desolador. Calles inundadas, casas anegadas y cientos de personas afectadas.
Los equipos de emergencia trabajaron sin descanso durante toda la noche, evacuando a los afectados y tratando de controlar las inundaciones. Sin embargo, la situación aún es crítica en algunas zonas.
Esta es una de las peores inundaciones que ha sufrido Santiago en los últimos años. El cambio climático y la falta de infraestructura adecuada han hecho que la capital chilena sea cada vez más vulnerable a este tipo de eventos.
Es hora de que las autoridades tomen medidas urgentes para prevenir que esta tragedia se repita. Debemos invertir en infraestructura verde, como parques y techos verdes, para absorber el exceso de agua. También necesitamos mejorar nuestro sistema de drenaje y construir muros de contención para proteger las zonas más vulnerables.
No podemos permitir que Santiago se convierta en una ciudad inundada. Debemos actuar ahora para proteger a nuestros ciudadanos y nuestras comunidades.