A orillas del sereno río Calumpang, se encuentra Santo Tomás, un pintoresco pueblo que guarda un secreto cautivador. Rodeado de exuberantes colinas y aguas cristalinas, este encantador destino ofrece una escapada inolvidable para quienes buscan tranquilidad y belleza.
Al adentrarse en las calles empedradas de Santo Tomás, te invade una sensación de nostalgia. Las antiguas casas de piedra, con sus balcones de hierro forjado y sus patios adoquinados, transportan a los visitantes a una época pasada.
En el corazón del pueblo se encuentra la Iglesia Parroquial de Santo Tomás de Aquino, una impresionante estructura barroca que se remonta al siglo XVIII. Su imponente fachada y su elegante interior invitan a la contemplación y la reverencia.
Santo Tomás alberga una red de ríos y cascadas escondidos que esperan ser explorados. El Río Calumpang serpentea a través del pueblo, ofreciendo oportunidades para nadar, pescar y navegar en kayak. Las Cascadas de Sambong, ubicadas a las afueras del pueblo, son una vista impresionante, con sus aguas cristalinas cayendo sobre rocas musgosas.
Para los entusiastas del aire libre, Santo Tomás ofrece una variedad de senderos para practicar senderismo y ciclismo. Las Colinas de Kayrilao ofrecen vistas panorámicas del pueblo y sus alrededores, mientras que el Sendero del Río Calumpang sigue la orilla del río, brindando una escapada tranquila y refrescante.
Santo Tomás es conocido por su deliciosa gastronomía local. Los visitantes pueden degustar platos tradicionales como el bulalo (sopa de carne de res con médula ósea), el kare-kare (estofado de rabo de buey con salsa de maní) y el crispy pata (pierna de cerdo crujiente).
Santo Tomás cobra vida durante sus vibrantes festivales y celebraciones. La Fiesta de Santo Tomás de Aquino, que se celebra en enero, es un animado evento con procesiones religiosas, fuegos artificiales y música en vivo. El Festival de Verano, que tiene lugar en abril, ofrece actividades para toda la familia, como juegos, competiciones y espectáculos culturales.
Santo Tomás es más que un simple pueblo; es un destino que cautiva el corazón y el alma. Sus encantadores paisajes, su rica cultura y su gente hospitalaria lo convierten en un lugar verdaderamente inolvidable. Así que empaca tu maleta, deja atrás el ajetreo de la ciudad y sumérgete en la serenidad y la belleza de este tesoro escondido en el corazón de Batangas.