Señor de la misericordia
Es difícil entender cómo la gente puede ser tan cruel. Había estado caminando por el bosque durante horas, perdido y solo, cuando finalmente encontré un camino. Vi una luz al final del camino y corrí hacia ella, esperando encontrar ayuda.
Pero cuando llegué a la luz, vi que era una hoguera y alrededor de ella había un grupo de personas. Estaban riendo y bebiendo, y se burlaron de mí cuando les pedí ayuda. Me dijeron que me fuera y que no volviera nunca más.
Me quedé allí parado, sin saber qué hacer. Estaba asustado y solo, y no tenía a dónde ir. Entonces, una voz me llamó.
"Ven aquí", dijo la voz. "Te ayudaré."
Me di la vuelta y vi a un hombre parado frente a mí. Era alto y fornido, con una barba larga y blanca. Llevaba una túnica blanca y tenía una expresión amable en su rostro.
"No tengas miedo", dijo el hombre. "Soy el Señor de la Misericordia. Te ayudaré a encontrar el camino de regreso a casa."
El hombre me tomó de la mano y me condujo por el bosque. Caminamos durante horas hasta que finalmente llegamos a un claro. En medio del claro había un pequeño pueblo.
"Este es tu hogar", dijo el hombre. "Aquí estarás a salvo."
El hombre me abrazó y luego desapareció. Miré a mi alrededor y vi que estaba en mi propio pueblo. Me alegré mucho de estar en casa y le agradecí al Señor de la Misericordia por su ayuda.
Nunca olvidaré la bondad del Señor de la Misericordia. Me salvó la vida y me mostró que incluso cuando el mundo es un lugar cruel, siempre hay esperanza.
Si alguna vez te pierdes o te sientes solo, recuerda las palabras del Señor de la Misericordia: "No tengas miedo. Te ayudaré."