¡Se acabó la fiesta!




¿Recuerdan aquella frase que tanto decían nuestros abuelos? "Lo bueno se acaba cuando empieza a ser bueno." Y es que, como decía el clásico, "todo tiene su fin, todo termina algún día". Así que, amigos y amigas, aunque nos duela admitirlo, la fiesta se ha terminado.

Hace unos cuantos meses, estábamos viviendo un sueño. El mundo se había vuelto un lugar maravilloso donde todo era posible. Los bares y restaurantes estaban llenos, la gente se abrazaba y reía sin miedo, y la economía parecía imparable.

Pero como todo cuento de hadas, este también tenía que llegar a su fin. La pandemia llegó como una tormenta que apagó todas las luces de la alegría. Los negocios cerraron, la gente perdió sus empleos y las calles quedaron vacías.

Al principio, nos negamos a creer que nuestro mundo había cambiado para siempre. Seguimos saliendo, aunque con miedo, y tratando de mantener viva la ilusión. Pero con cada nueva medida restrictiva, con cada nueva noticia sobre el avance del virus, la fiesta iba apagándose poco a poco.

Y ahora, aquí estamos, en un mundo diferente. Un mundo donde las mascarillas se han convertido en el nuevo accesorio de moda, donde el distanciamiento social es la norma, y donde el miedo a enfermar nos acompaña a todas partes.

  • Ya no podemos abrazarnos con nuestros seres queridos.
  • Ya no podemos ir a conciertos o al cine.
  • Ya no podemos viajar sin preocupaciones.

La fiesta se acabó, y tendremos que aprender a vivir con ello. Pero esto no significa que no podamos encontrar alegría y felicidad en las cosas pequeñas. En los pequeños gestos de amor, en los momentos de conexión con nuestros seres queridos, en el simple hecho de estar vivos.

La pandemia nos ha quitado muchas cosas, pero también nos ha enseñado el valor de lo que realmente importa. Así que, amigos y amigas, aunque la fiesta se haya terminado, sigamos bailando. Bailemos con mascarillas, bailemos con distancia social, bailemos en nuestras casas. Porque la alegría, la esperanza y el amor nunca se acabarán.