El Jueves Santo, Sevilla se convierte en un escenario de devoción y tradición. Las calles se llenan de penitentes con sus túnicas y capirotes, y el aire se impregna del aroma a incienso y azahar. Es un día para recordar la Última Cena y la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní.
Uno de los momentos más esperados es la salida de la Hermandad de La Bofetá, que impresiona por su sobriedad y elegancia. El Cristo de la Bofetá, con su rostro lleno de dolor, transmite una profunda emoción a los fieles. Tampoco podemos olvidar a la Hermandad de San Bernardo, con su imponente Cristo de la Salud.
El recorrido de las procesiones es un espectáculo visual que merece la pena vivir. Las calles se engalanan con colgaduras y balcones adornados, creando un ambiente único. El silencio solo se rompe por el sonido de las cornetas y tambores que acompañan a las hermandades.
Uno de los momentos más especiales es la entrada de la Hermandad del Gran Poder en su basílica. La multitud se agolpa en las calles para presenciar la impresionante talla del Cristo, que parece cobrar vida ante nuestros ojos. El ambiente es sobrecogedor, y las emociones se desbordan.
El Jueves Santo en Sevilla es mucho más que una fiesta religiosa. Es una expresión cultural que une a toda la ciudad en torno a sus tradiciones. Los sevillanos se vuelcan en las calles para acompañar a las hermandades, demostrando su profunda devoción.
Pero no solo los creyentes disfrutan de esta jornada. El Jueves Santo también es un día de convivencia y alegría. Las familias y amigos comparten momentos especiales, saboreando las típicas torrijas y disfrutando del ambiente festivo.
Vivir el Jueves Santo en Sevilla es una experiencia única que no te dejará indiferente. La pasión, la devoción y la tradición se entremezclan en un espectáculo que conquista todos los sentidos.
Si tienes la oportunidad, no dudes en acercarte a Sevilla durante estos días y empaparte de su mágico ambiente. Déjate llevar por la magia de las procesiones y descubre la verdadera esencia de Andalucía.