¡Temblor!




¡No creerás lo que presencié el otro día! Estaba tranquilamente tomando mi café matutino cuando de repente, sentí cómo el suelo temblaba bajo mis pies. Al principio, pensé que era mi imaginación, pero luego vi cómo las ventanas comenzaban a vibrar y los cuadros se bamboleaban en las paredes.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza mientras trataba de entender lo que estaba pasando. ¿Era un terremoto? ¿Iba a derrumbarse mi edificio? En ese momento, sentí como si el tiempo se ralentizara mientras esperaba lo peor.

Un viaje salvaje

Pero entonces, el temblor cesó abruptamente. Había durado solo unos segundos, pero se sintió como una eternidad. Me levanté de un salto y corrí hacia la ventana para ver qué había pasado. Afortunadamente, todo parecía estar en orden. No había daños visibles en mi edificio ni en los alrededores.

Mientras me asomaba por la ventana, noté que otras personas también salían corriendo de sus casas, con expresiones de asombro y miedo. Algunos se abrazaban, otros se arrodillaban para rezar. En ese momento, me di cuenta de que no estaba solo. Habíamos pasado por esta experiencia juntos.

La fragilidad de la vida

El temblor me hizo darme cuenta de lo frágil que es la vida. En un instante, todo puede cambiar. Me recordó que debo apreciar cada momento y estar agradecido por las personas que tengo en mi vida.


Si tú también has experimentado un terremoto, te animo a que te tomes un momento para reflexionar sobre lo que significa para ti. Puede ser un recordatorio de la importancia de estar preparado para lo inesperado o simplemente una oportunidad para apreciar la belleza y la fragilidad de la vida.

  • Crea un plan de emergencia y asegúrate de que toda tu familia lo conozca.
  • Ten un kit de emergencia listo con elementos esenciales como agua, alimentos no perecederos, un botiquín de primeros auxilios y una linterna.
  • Aprende cómo cerrar los servicios públicos y evacuar tu hogar de manera segura.

Al estar preparados, puedes reducir el estrés y la ansiedad en caso de un terremoto. Recuerda, la vida es un regalo precioso. Aprovecha cada momento.