El temblor de hoy nos ha dejado a todos conmocionados. Estábamos sentados en el salón, viendo la televisión, cuando de repente sentimos un fuerte estruendo. La casa empezó a temblar y los cuadros a caer de las paredes.
Salimos corriendo al exterior y vimos a nuestros vecinos haciendo lo mismo. Había gente gritando y llorando. Había polvo y escombros por todas partes.
Estábamos asustados, pero también aliviados porque estábamos a salvo.El temblor duró unos segundos y luego todo se detuvo. Nos miramos unos a otros, todavía temblando un poco.
En ese momento, un grupo de personas empezó a aplaudir y a gritar: "¡Viva México!". Nos unimos a ellos y aplaudimos también. Estábamos agradecidos de estar vivos y de que nuestros seres queridos también estuvieran bien.
El temblor nos recordó que la vida puede cambiar en un instante. Que debemos estar preparados para lo inesperado. Pero también nos recordó que somos fuertes y que podemos superar cualquier cosa juntos.
Los terremotos pueden ser aterradores, pero no debemos tenerles miedo. Podemos prepararnos para ellos y protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos.