¡Un viaje a lo desconocido: mi aventura en territorio auca!
¿Te imaginas adentrarte en una tierra misteriosa, donde viven los legendarios y temidos aucas? Yo tuve la oportunidad hace poco, y fue una experiencia que cambió mi vida para siempre.
Era un día soleado cuando llegué al aeropuerto de Quito, donde me esperaban dos misioneros: un hombre llamado Jim y su esposa, Elisabeth. Jim había estado viviendo entre los aucas durante años y conocía sus costumbres y tradiciones mejor que nadie.
Nos embarcamos en un pequeño avión que nos llevó sobre las imponentes montañas andinas. Abajo, la selva se extendía hasta el horizonte, salpicada de ríos serpenteantes y copas de árboles verde esmeralda.
Aterrizamos en una pista de aterrizaje improvisada en medio de la selva. Jim me advirtió que nos enfrentaríamos a un viaje difícil, pero yo estaba decidido a experimentar la emoción de lo desconocido.
Comenzamos nuestra caminata a través del denso follaje, siguiendo un sendero estrecho que los aucas habían utilizado durante siglos. Las ramas y las hojas nos azotaban la cara mientras avanzábamos con cuidado.
De repente, oímos un ruido sordo. El corazón me dio un vuelco y me agarré del brazo de Jim. Se detuvo y escuchó atentamente. "¡Es un jabalí!", susurró.
Nos quedamos inmóviles, esperando a que el animal pasara. Momentos después, escuchamos pasos pesados acercándose. Me volví cautelosamente y vi una enorme bestia negra que se dirigía hacia nosotros. Pero antes de que pudiera hacer nada, Jim lanzó una piedra al aire.
El jabalí se asustó y se dio la vuelta, desapareciendo en la selva. Respiré hondo y continuamos nuestro camino.
Después de unas horas de caminata, llegamos a un pequeño claro. En el centro había un grupo de chozas de paja. Nos acercamos lentamente y nos dimos a conocer. Los aucas salieron de sus chozas y nos observaron con curiosidad.
Llevábamos regalos para ellos: machetes, telas y algunos alimentos. Los aceptaron cortésmente y nos invitaron a sentarnos. Pasamos las siguientes horas hablando con ellos a través de un intérprete. Aprendí sobre su forma de vida, sus creencias y sus esperanzas para el futuro.
Me conmovió profundamente su sabiduría y generosidad. A pesar de las dificultades que habían enfrentado, todavía tenían un profundo amor por su tierra y su gente. También aprendí sobre su larga historia de conflicto con los forasteros y cómo Jim y otros misioneros habían trabajado incansablemente para construir puentes entre ambas culturas.
A medida que el sol comenzaba a ponerse, era hora de que nos fuéramos. Los aucas nos despidieron con calurosos abrazos y nos desearon un viaje seguro. Mientras regresaba por el sendero, reflexioné sobre mi experiencia.
Mi aventura en territorio auca había sido mucho más que un viaje a una tierra desconocida. Había sido un viaje al corazón de una cultura diferente y a las profundidades de mi propia humanidad. Los aucas me habían enseñado el verdadero significado de la valentía, la resistencia y la esperanza.
Sé que nunca olvidaré mi tiempo con ellos. Y estoy agradecido por la oportunidad de haber aprendido sobre su cultura y su gente.
Consejo rápido: Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar a los aucas, ¡no la dejes pasar! Es una experiencia que te cambiará la vida para siempre.
Reflexión: ¿Qué lecciones podemos aprender de los aucas? ¿Cómo podemos aplicar su sabiduría y generosidad a nuestras propias vidas?
Nota: Al planificar un viaje a territorio auca, es crucial respetar su cultura y tradiciones. También es importante contactar a un misionero experimentado o a una organización de apoyo que pueda ayudarlo a organizar un viaje seguro y responsable.